Si querés estudiar en el exterior, viajar con un niño menor o celebrar un contrato con una empresa extranjera, entre muchas otras actividades, lo más probable es que te hayan pedido una traducción pública de distintos documentos. Pero, ¿qué es una traducción pública? ¿Quién la hace? ¿Y qué tengo que hacer antes de tener la traducción lista?

Una traducción pública es un documento, que puede ser de origen público o privado y tener propósitos públicos o privados, que incluye el documento original, la traducción de ese documento, la certificación del traductor público o la traductora pública que realizó la traducción y la legalización del Colegio de Traductores Públicos en el que esté matriculado la traductora.

Para encontrar a una traductora pública, podés solicitar recomendaciones a tus conocidos o ingresar a la página web de cada colegio y buscar el listado de matriculados de acuerdo con el idioma que necesites. En ese listado, encontrarás el nombre de la traductora, la ciudad y zona en la que trabaja y sus datos de contacto. Además, encontrarás los honorarios mínimos orientativos para los servicios de traducción.

Si bien deberás consultar con la traductora el presupuesto final, la traducción pública se cobra por foja (500 palabras), categoría y combinación de idiomas. De esta manera, si un documento tiene entre 1 y 500 palabras, se cobrará como una foja de la categoría correspondiente; si tiene entre 501 y 1000, corresponderá a dos fojas, y así sucesivamente.

Cuando una traductora pública completa su traducción, debe anexarla al documento original, y firmar y sellar entre la última hoja del original y la primera hoja de la traducción (esto se denomina confirmar y cosellar). Por esta razón, es importante que tengas en cuenta qué documento le entregarás a la traductora. En el caso de que el documento sea único (como un diploma universitario o un pasaporte), se recomienda hacer una fotocopia certificada para la traducción. En el caso de certificados o documentos que ya se consideran copias o que se pueden expedir en varias ocasiones (como certificados de nacimiento o actas de matrimonio), no es necesario hacer una fotocopia.

En algunas ocasiones, es necesario apostillar el documento original para darle validez internacional. También pueden requerirse distintas certificaciones, como la de un escribano, un colegio profesional o una entidad pública.

Como regla general, la traducción es el último paso del proceso porque debe incluir toda la información del documento original. Por eso, debe anexarse al final del documento. Es decir que, si necesitás apostillar o certificar de otra manera el documento, deberás hacerlo antes de la traducción.

A continuación, te contamos los pasos que debes seguir cuando necesitás una traducción pública.

1. Comprobar que el documento original esté completo. En algunos casos, es necesario certificar ciertos documentos o verificar que cuenten con las firmas y sellos necesarios. Esto se puede comprobar con la entidad que emitió el documento original.

2. Apostillar. La Apostilla de la Haya es una legalización que brinda carácter internacional al documento y que es reconocida por todos los países firmantes del Convenio de la Haya. Para apostillar un documento, debés dirigirte al Colegio de Escribanos Públicos local o a Cancillería, en el caso de Buenos Aires.

Es una buena idea comunicarse con estos organismos antes de llevar el documento, porque las formas de trabajo y la tarifa del trámite pueden variar. Generalmente, la Apostilla demora cerca de diez días.

3. Hacer una fotocopia certificada. En el caso que debas traducir un documento único (como un diploma o una fotocopia apostillada), deberás hacer una fotocopia de ese documento para entregar al traductor. Podés certificar una fotocopia en la institución que emitió el documento (en la universidad que otorgó el diploma, por ejemplo), ante un escribano o en la Policía. Tené en cuenta que, si modificas el documento original (con la Apostilla, por ejemplo), es probable que el organismo que emitió el documento no certifique la fotocopia. Sin embargo, los escribanos o la Policía sí lo harán.

4. Entregar el documento a la traductora. Una vez que completes los pasos previos, entregá a la traductora el documento que necesitás traducir. La traductora traducirá el texto, certificará su traducción, y la sellará y firmará.

5. Legalizar la traducción en el Colegio de Traductores Públicos de la localidad correspondiente. En algunos casos, la traductora llevará la traducción al Colegio correspondiente para legalizarla. En otros casos, la profesional te dará la traducción final para que puedas llevarla a legalizar, junto con la dirección y los datos de contacto del Colegio, y el precio y los plazos de legalización. Eso deberás acordarlo con la traductora. La legalización del Colegio de Traductores Públicos no avala el contenido de la traducción que la precede, sino que afirma que la profesional que certificó la traducción está habilitada para el trabajo y matriculada en dicho Colegio.

Recordá que estos pasos son para Argentina y que son pautas generales, ya que cada proceso de traducción puede ser diferente. Es importante consultar los requisitos de la documentación necesaria en cada paso y no dudar en consultar al profesional apropiado si tenés preguntas o inquietudes.

A continuación, compartimos algunos enlaces útiles.

Colegios de traductores

Colegio de Traductores de la Provincia de Córdoba

Colegio de Traductores Públicos de Santa Fe

Colegio de Traductores Públicos de Santa Fe, 2.a circunscripción

Colegio de Traductores e Intérpretes de la Provincia de Buenos Aires

Colegio de Traductores de la Ciudad de Buenos Aires

Colegio de Traductores Públicos de la Provincia de Catamarca

Colegio de Traductores Públicos de la Provincia de San Juan

Colegio de Traductores Públicos de la Provincia de Mendoza

Colegio de Traductores Públicos de la Provincia de Tucumán

Colegio de Traductores Públicos de la Provincia de Río Negro

Apostilla

Página de Argentina con información sobre la Apostilla

Cancillería

Colegio de Escribanos de la Provincia de CórdobaColegio de escribanos de la Ciudad de Buenos Aires