El mundo del trabajo freelance está creciendo a pasos agigantados, y esto no surgió con la pandemia. Hace muchos años que muchos profesionales deciden ofrecer sus servicios de manera independiente y a través de internet para clientes del país y del mundo. La verdad es que no son todos los que salen de la facultad con las herramientas necesarias para emprender (nadie, me atrevería decir) . De repente, nos encontramos solos con mucho conocimiento técnico acumulado en nuestras cabezas frente a un mundo enorme, lleno de incertidumbres, competidores, trampas, herramientas y novedades.

El profesional que emprende necesita afianzar habilidades y modos de pensar internos, y conocer el movimiento externo. En este artículo, voy a resumir algunos consejos que debemos tener en cuenta:

Habilidades, pensamientos y sentimientos internos:

–          Concepto de locus interno y locus externo: para poder emprender, debemos incorporar el concepto de autorresponsabilidad. Los emprendedores tienen una manera de actuar relacionada con lo que se denomina locus interno. Estas personas asumen su responsabilidad ante lo que sucede y creen que pueden intervenir en su entorno para lograr lo que quieren. Entienden que todo depende de su capacidad, de su esfuerzo. El perfil contrario, no emprendedor, es aquel que dice que el entorno es responsable por todo lo que pasa, y que ellos no tienen ningún tipo de influencia sobre él. Entonces, el resultado, va a ser independiente de las acciones. Por eso, el emprendedor siempre persiste, siempre intenta, siempre está en acción. Aprendan a observar lo que sucede y a distinguir entre los factores que no podemos cambiar y los que sí podemos cambiar, y trabajen sobre ello. Les recomiendo leer el libro “El poder de la autorresponsabilidad” de Paulo Vieira.

–          Conceptos de “suerte” y “buena suerte”: ¿conocen la diferencia entre estos términos? Les recomiendo el libro “La buena suerte” de Fernando Trias de Bes y Álex Rovira. Muchas veces escuchamos que, para triunfar “tenemos que estar en el lugar correcto y en el momento correcto”, pero ¿y si nos preguntáramos cómo podemos llegar hasta ese lugar y ese momento? Quizás solo esperar las circunstancias no sea suficiente, sino que necesitamos crearlas día a día. ¿Qué hicieron hoy para acercarse un poco más a ese cliente que necesita de sus servicios? ¿Están esperando que llegue a sus perfiles profesionales como por arte de magia? Los algoritmos de Google no se mueven solos.

–          Concepto de aprendizaje continuo: hace un tiempo, adopté una meta diaria: “acostarme con más conocimiento que el que tenía cuando desperté”, y, la verdad, parece que funciona. Muchas veces, subestimamos la importancia de mantenernos en constante capacitación. Una simple suscripción a una revista profesional nos permite una lectura diaria de no más de 15 minutos sobre los temas más actuales de nuestra área de trabajo. Hoy en día, abundan los cursos y las oportunidades a distancia. ¡Ni siquiera tenemos que salir de casa! Y cuando uno empieza a leer, se da cuenta de que aún hay mucho para aprender. Quien está convencido de que ya lo sabe todo, entonces, no sabe nada.

Observación del mercado externo:

–          Persistencia con la presencia (digital y presencial): a veces, mantener las redes sociales activas puede demandar mucho tiempo, y no a todos les gusta hacerlo. A veces, lo hacemos según lo que nosotros consideramos correcto y no nos detenemos a pensar en la audiencia, en el contenido que realmente gusta (que no siempre coincide con nuestros gustos) y en las estrategias que existen. Quizás, sea hora de invertir en un community manager o en cursos sobre marketing digital y redes sociales. En este artículo, verás por qué, a veces, una inversión de dinero puede ahorrarnos mucho tiempo y mucho dolor de cabeza. Esto también incluye nuestra red de contactos. Hoy en día, reunirse de manera virtual es muy simple. Aprovechen para contactar a otros profesionales, a conocer personas que trabajan igual que ustedes. Creen y mantengan alianzas.

–          Planificación y organización: ¡Llegó ese cliente tan añorado, tan perseguido y tan esperado! Pero nos empezó a hacer preguntas que no estamos seguros de cómo responder. ¿Están preparados para crear un presupuesto con tarifas competitivas y un plazo cómodo y enviarlo sin demoras? ¿Tienen todas las herramientas para poder completar los trabajos? ¿Definieron diversos medios de pago para poder adaptarse al tipo de cliente al instante? ¿Qué pasa si el cliente quiere negociar? ¿Están preparados para defender su trabajo con justificativos sensatos, y no solo con el tan conocido “yo soy profesional y tengo el diploma en la pared”, completamente válido, pero, a veces, insuficiente? Si no lo tienen listo, no tengan miedo y no se desesperen. Empiecen a hacer una lista de lo que necesitan y resuelvan cada cuestión.

–          Concepto de networking: en muchas disciplinas, nos intentan inculcar que el compañero de universidad pronto será nuestra competencia. ¿Y si lo viéramos como a un colega, a un aliado, a un miembro del equipo? Todo cambia, y lo digo por experiencia. Todos podemos aprender de todos. Todos podemos necesitar la ayuda de nuestros compañeros (o de la competencia, si quieren llamarlo así). Y a veces, se extiende más allá de nuestra disciplina. Hacer networking no es solo repartir tarjetas personales sin siquiera preguntar el nombre de quien la recibe. El networking implica crear un vínculo, entender el negocio del otro y ayudarlo para que él también crezca. Busquen grupos de negocios. Busquen redes de profesionales que compartan su filosofía de trabajo.

Concepto de Givers Gain: la gentileza genera más gentileza. ¿Demora? A veces, sí. ¿Todos devuelven los favores? Y… no. Pero, en general, quien da, recibe. Si aprendemos a diferenciar entre quien se quiere aprovechar y quien realmente quiere crear una alianza para afianzar y aumentar nuestras redes de contacto, y hacer crecer nuestros negocios a la par, entonces estaremos en el lugar correcto. Este tipo de personas comparte la filosofía de la ley de la reciprocidad y el positivismo que ella implica. Es una cultura de ayuda y una nueva tendencia en muchos negocios.

Podría asegurar que una gran parte de mis clientes surgió por conversaciones con otros profesionales y emprendedores, por recomendaciones y por redes de contacto. Con esas mismas redes de contacto, aprendí todo lo que estoy escribiendo ahora (de hecho, el concepto de Givers Gain me lo explicó Lucias Iani Salmazo, a quien, a su vez, conocí por otras circunstancias de networking). Esas personas me inspiraron día a día y me ayudaron a crecer. No dejen de lado a un colega que necesita ayuda. Así, todos crecemos. Recuerden que el éxito no tiene que ver solo con el dinero. Son muchos los pilares que nos fortalecen.